Los que usan la ropa de onda.
Los que llevan amuletos.
Los que usan el pelo largo.
Los que hacen promesas.
Los que creen en supersticiones.
También están los que corren,
aun cuando les tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando,
aun cuando se les acaba el aire.
Los que siguen luchando,
aun cuando todo parece perdido.
Como si cada vez, fuera la ultima vez.
Convencidos de que vale la pena.
A veces sufren. Pero no se quejan.
Porque saben que el dolor pasa.
El sudor se seca y el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá.
La satisfacción de haberlo logrado.
En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos.
En sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes es su espíritu.
La determinación de alcanzar el éxito.
El éxito que no se logra superando a los demás.
Sino superándose a uno mismo.